Casi diez horas de recorrido en un camión fue lo que le tomó a Miriam Araúz, a su esposo y cinco hijos, para trasladarse de la provincia de Chiriquí a la provincia del Darién, región a la a partir de ahora llamaría su nuevo hogar.
Como familia comenzaron a construir una nueva vida en el Darién, sin embargo, no todo fue color de rosa, en el camino tuvieron muchas necesidades y fue esa realidad la que obligó a Miriam y a su Esposo, a replantearse si ese era el lugar en el que sus hijos cumplirían sus sueños de ser profesionales.
Fue así que deciden mudarse una vez más, en esta ocasión a la comunidad de Las Garzas, allí se instalaron con la ilusión de brindarle un futuro mejor a sus cinco hijos que en aquel entonces estaban en edad escolar.
En las Garzas, Miriam inicia su camino de emprendedora como vendedora ambulante. Con solo 12 relojes que le brindó su hermano para la venta, así dio inicio a su negocio. “Quería surgir con mi familia, con mis hijos para que fueran alguien en la vida y no quedarse como yo, que llegué solo hasta sexto grado. Al venir acá, yo vine con la visión de que mis hijos pudieran tener un futuro bonito”, recuerda con emoción la hoy microempresaria.
Por ellos, se armó de valor para sacar adelante su negocio que poco a poco se fue ampliando, pasando de la venta de 12 relojes a la venta ambulante de ropa, accesorios, zapatos, entre otros artículos, que le pedían los vecinos a crédito o a plazos, dado que la falta de recursos no les permitía pagar en una sola cuota.
Experiencia de crecimiento con Microserfin
Miriam Araúz posteriormente pasó de ir puerta a puerta a ubicarse en un terreno que le habían brindado para la comercialización de sus productos y fue allí donde conoció a Microserfin, gracias a la visita de una asesora mediante la cual, la entidad le brindó un apoyo de $200 dólares para el impulso de su negocio.
Para la señora Miriam, lo que comenzó con la venta de 12 relojes en calle se transformó en un almacén propio al que le denominó “El Primogénito” (porque fue el primer almacén de la comunidad de las garzas), y años más tarde con el acompañamiento de Microserfin se multiplicó en tres negocios adicionales (Cuartos de alquiler, mini restaurante y locales de alquiler para negocios de terceros).
Con Microserfin, la señora Miriam ha obtenido más de 14 créditos, entre ellos Crecerfin para comprar insumos y la operativa de su almacén y CasaFin para hacer los cuartos de alquileres y la expansión de los locales para arrendar a otros dueños de negocios, entre otras mejoras en el espacio de su vivienda. “Agradezco a Microserfin porque me dio un avance, me siento muy feliz de haber realizado todo lo que soñé, además con todo lo que he logrado pude educar a mis hijos”, asegura la microempresaria.
Y es que uno de los orgullos más grandes de la señora Miriam es que a punta de su negocio pudo apoyar a uno de sus hijos para estudiar la carrera de doctor, sueño que hizo realidad y que hoy le ha permitido ser el director Médico de una de las instituciones de salud pública en Panamá Este. Cuando mi hijo me dijo que quería ser doctor, yo le dije “esa es una carrera muy cara para una mujer pobre como yo, pero si usted se atreve yo haré todo lo posible para ayudarlo” incluso la gente me decía “Cuando se ha visto que el hijo de la cocinera sea doctor (calificativo usado en Panamá para las personas de bajos recursos)”, recuerda la señora Miriam.
Según ella, el camino no fue fácil porque no tenía los recursos, solo le alcanzaba para darle a su hijo monedas con las que él sacaba copias a los libros de los compañeros para poder estudiar y a la hora de hacerlo, muchas veces tuvo que usar como escritorio la tapa del inodoro, pero al final lo logró. Y no solo él lo logró, otros dos de sus hijos lograron estudiar en la universidad y una de ellas tiene su propia escuela en la misma comunidad de las Garzas.
“Yo digo que cuando tú quieres algo en la vida tú tienes que luchar por eso y yo lo luché y hasta lo sigo luchando a los 64 años sigo trabajando. Y hoy me siento bien realizada porque logré todo lo que pude pensar de mi vida”, afirma con mucho orgullo, Miriam Araúz, una microempresaria que con mucho ímpetu salió adelante con su familia y sus negocios.